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Nikopol:

Cada vez es más difícil encontrar buenas aventuras gráficas en Pc. Un género que tradicionalmente era estandarte de los compatibles en la primera mitad de los 90, ha caído en desuso por la supremacía de la acción y, sobre todo, la estrategia. Nikopol es uno de esos escasos títulos que nos recuerdan las cotas de interés que un videojuego de estas características puede atesorar si ha sido realizado con mimo.
Quizá la palabra Nikopol no le suene de nada a mucha gente, pero lo cierto es que bajo ese sustantivo se esconde la obra de Enki Bilal, un reputado dibujante, escritor y cineasta yugoslavo que ha hecho de la homónima trilogía de novelas gráficas uno de sus más célebres trabajos.
El videojuego viene de la mano de los irregulares White Birds, creadores del decepcionante Paradise, quienes sin embargo logran su mejor trabajo adaptando al mundo virtual la primera parte de la trilogía, La Feria de los Inmortales. Esta aventura gráfica se toma ciertas licencias con el argumento del cómic, pero en esencia respeta su esencia y logra un notable lanzamiento fundamentado en el interés de su propuesta y en la variedad de sus rompecabezas.
Ad Vitam
El argumento de Nikopol nos traslada al año 2023 en la ciudad de Paris, donde encarnamos a Alcide Nikopol, un artista que vive junto al resto de galos bajo el yugo de la clásica dictadura futurista. Todo cambia en la existencia de nuestro protagonista cuando aparece sobrevolando la ciudad una misteriosa pirámide que esconde en su interior a Horus, el dios egipcio que, ambicioso y despiadado, está negociando con los dirigentes humanos mientras manipula las mentes de los habitantes parisinos.
Con esa breve reseña ya hemos introducido la historia del título, que sin ponernos en antecedentes explica todo su argumento con el proceder de su desarrollo. Este guión es un buen incentivo para avanzar, pues pese a su inverosímil premisa resulta interesante y está tratado con habilidad. La lectura de las novelas gráficas de Enki Bilal ayudará mucho a comprender las abundantes elipsis narrativas que lleva a cabo el videojuego, no obstante es igualmente disfrutable sin conocerlas.

El videojuego de Nikopol no es la primera escapada de Enki Bilal fuera de las novelas gráficas. El mismo escritor dirigió en 2004 la adaptación al cine de su obra, protagonizada por Thomas Kretschmann y Charlotte Rampling.
Nikopol es una aventura gráfica en primera persona, con imágenes estáticas en las que únicamente podemos mover nuestra mirada a través de las estancias. El videojuego, no obstante, logra un interesante dinamismo añadiendo un componente de tiempo real a un género tan tradicionalmente pausado como el que nos ocupa. Nos explicamos.
La mayor parte de Nikopol se desarrolla con la calma habitual del género. Movemos el cursor por la pantalla y observamos cómo cambia de forma cuando sobrevuela un objeto que podemos recoger, un mecanismo que podemos accionar o un movimiento que podemos llevar a cabo. Los rompecabezas son muy complejos, y algunos de ellos son verdaderamente desafiantes, con lo cual el tempo tranquilo y pausado encaja como anillo al dedo con el título.
No obstante, y aportando un toque muy innovador a las aventuras gráficas en primera persona, Nikopol también cuenta con secuencias en tiempo real donde debemos no sólo resolver los puzzles correctamente, sino también conseguirlo contrarreloj. Por ejemplo, uno de los primeros tiene que ver con una desagradable criatura que irrumpe en nuestro apartamento al poco de comenzar el título. Nuestro protagonista cerrará la puerta, y oiremos como la bestia la golpea tratando de echarla abajo para entrar mientras nosotros buscamos una forma de escapar de la situación.

El menú presenta una muy útil disposición radial. Estéticamente es muy efectivo, y es realmente práctico.
Si no lo hacemos a tiempo la bestia derriba la puerta, nos ataca y acaba con nuestra vida, de modo que deberemos llevar a cabo varias acciones y utilizar algunos objetos contrarreloj para evitarlo. La escena es larga, incluye varias barricadas por nuestra parte que la criatura irá superando, y está aderezada con un empleo fantástico del sonido y del tempo narrativo para dar tensión y asegurarse de que nos sentimos atenazados por la situación compartiendo el miedo del protagonista.
Estos puzzles contrarreloj suelen ser más sencillos y lógicos que los del resto del videojuego, pero siguen siendo ciertamente complicados, y la muerte rondándonos hará que caigamos en sus oscuros brazos varias veces antes de poder superarlos. El videojuego, sin embargo, incluye un sistema de checkpoints encubierto que salvará nuestros progresos cada vez que hagamos un avance en estas secciones, de modo que la muerte no es demasiada penalización.
La variedad es, por lo tanto, el santo y seña de Nikopol. No sólo por estos eventos tan frenéticos, sino porque el videojuego consigue capturar nuestra atención de una forma muy efectiva, logrando que avancemos no sólo por conocer la historia, sino también por descubrir qué clase de rompecabezas viene a continuación.

A pesar de que Nikopol es premeditadamente estático en lo visual, a menudo se las arregla para introducir elementos en movimiento con el fin de dar mayor dinamismo. En pantalla el monstruoso “inspector” de policía destrozando nuestro apartamento. Este se convertirá en el primer reto de calado.
Espíritu Aventurero
Nikopol se desarrolla, como ya hemos comentado, en primera persona y de forma mayoritariamente estática; de modo que sus escenarios cuentan con una oportunidad extraordinaria para brindarnos entornos muy trabajados.
El videojuego de White Birds logra su cometido ofreciendo escenarios imaginativos y originales, en un estilo artístico muy personal –recordemos que incluso clásicos del cine de ciencia ficción como Blade Runner se han inspirado en la trilogía de Bilal-, y realmente efectivo. No obstante echamos de menos un mayor tamaño en determinados objetos de los escenarios, especialmente los que debemos recoger o utilizar. Ha sido tradicionalmente un recurso fácil de las aventuras gráficas el labrar gran parte de sus puzzles a fuerza de “esconder” elementos en el escenario, presentándolos con un aspecto diminuto en decorados muy barrocos; no obstante el caso de Nikopol es uno de los más notorios de los últimos años.
Por otra parte tecnológicamente el juego tiene unos requisitos mínimos muy bajos que puedes consultar desde aquí, y lo cierto es que visualmente es un título más que correcto pero con las clásicas limitaciones que su corte de aventura en primera persona le obliga a exponer. Sin embargo si nos ha chocado la imposibilidad de disfrutar del título en formato panorámico. Si optamos por cualquiera de las resoluciones widescreen, el título coloca dos columnas negras a izquierda y derecha de la imagen para mantener su aspecto de 4:3. Un detalle decepcionante a estas alturas.

Lo sonoro es, probablemente, el aspecto más irregular de Nikopol. La música es a menudo irritante, y el score no muy inspirado. Los efectos de sonido son inexistentes y el doblaje al español muy funcional, especialmente en el caso del propio Alcide que parece demasiado agresivo para un personaje que, probablemente, debió ser tratado con más contención.
 

 
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